Las telarañas son maquiavélicas


Hola de nuevo, soy Rufus Troy McClure, seguramente algunos de ustedes me recordarán de posts anteriores como el perturbador "El tren in vitro", el pecaminoso "El Papa blanco", o por la apología insustancial de "El vacío de la nada".

Hoy les presento: "Las telarañas son maquiavélicas", un auto-plagio gratuito, disfrazado de secuela natural, que intenta demostrar que todavía puedo mantener las medicinas fuera del alcance de los niños.

Es dura la vida del fontanero cuando las cañerías te caen encima de la cabeza por apretar demasiado una cuerda homologada, y, es evidente, a todas luces, que una cisterna no es el lugar adecuado para criar un pez con un nombre entrañable.

SOBRE RUEDAS
Había una vez un muchacho de 22 años que decidió abandonar el pueblo y probar suerte en la gran ciudad. Siempre había vivido en el campo y todo su entorno (familiares y amigos) le recomendaron que no lo hiciera.
-Eloisiu la ciudad es muy peligrosa para ti.
-No sé porque, allí hay muchos más policías que aquí.
-Eres demasiado paleto y aquello está lleno de tiburones.
-No es verdad inculto, los tiburones están en el mar.
-Té harás daño y volverás con el rabo entre las piernas.
-Siempre he llevado el rabo entre las piernas yo.
Así, más por inconsciencia que por orgullo, él siguió adelante.
Tenía una habitación alquilada en un hostal con nombre de enfermedad gástrica y ya había concertado una entrevista de trabajo por internet.
Hizo la maleta y subió al autocar de línea. Al llegar se emocionó al ver los edificios tan grandes y modernos. Había tanta gente que se mareó un poco. Orino en la pared de una guardería y fue increpado por un grupo de jubilados indignados. Entró en una peluquería para retocarse ligeramente el peinado antes de la entrevista. Por culpa de una infección testicular el peluquero tuvo que salir por piernas y dejó el trabajo a su nuevo aprendiz. El chico era un manazas sin experiencia y usó las tijeras sin ton ni son. Al final le quedó una especie de peinado triangular. Era muy extraño pero por aquellas cosas de la vida, de los relatos en blogs de internet, le quedo muy bien con sus facciones faciales.
Equilibrado y compensado.
La entrevista fue un éxito, la chica de recursos humanos le hizo un contrato de tres años (en lugar de los 6 meses estipulados en el anuncio de internet).
-Ten, las llaves de tu despacho.
-¿Despacho? ¿No era un aprendiz del primer nivel?
-No, te he puesto de supervisor de los coordinadores, si necesitas algo o una felación, avísame.
-¿Que? ¿Supervisor? Pero si yo no sé como va esto.
-Oh muy fácil, tú te bajas la cremallera yo abro la boca y lo demás está chupado.
A partir de aquel día, Eloisiu y su peinado triangular, fueron escalando en el organigrama de la empresa hasta llegar a la Junta Directiva. Casi todas las desconocidas le pedían relaciones de "sexo sin compromiso" hasta que una tarde, que llovía tenuemente, conoció a una chica que trabajaba de pescadera pero con glamour. Se enamoraron y se casaron en una ceremonia civil, sin invitados. Tuvieron cuatro hijos y se fueron a vivir al Canadá dónde fueron muy felices y compraron una antena parabólica para la tele. Además, su madre murió de cáncer de ombligo pero no fueron al funeral ni enviaron flores.
¿Porque tendríamos que hacer un viaje, si al fin y al cabo, ella ya está muerta?


Comentarios de texto:

Eloisius es un personaje muy plano y lineal. No tiene carisma porque, de hecho, aparte del nombre y del peinado triangular no tiene ninguna característica.

Es una aventura convertida en desventura. Todo le va rodado. No tiene conflictos ni problemas. Encuentra un buen trabajo a la primera, todas le quieren chupar el pene, triunfa profesionalmente, se enamora, se casa y se va a vivir al Canadá para tener cuatro hijos y una parabólica (y encima se ahorra la enfermedad y le entierro materno).

Es evidente que el final de la historia está muy precipitado.
Todo pasa telegráficamente y sin ninguna implicación dramática. Incluso la muerte de su madre o la ceremonia patética de la boda no transmite ninguna emoción ni simulacro de dolor.

Eso si, se nota que el autor tiene talento y si se esfuerza y es disciplinado puede llegar a escribir algunas de las más grandes paginas de la literatura universal.


Por otro lado diré que me gusta mucho comer helados de piña cuando el calor del mediodía empieza a apretar. Soy previsor y tengo la nevera bien surtida (el congelador para los tiquismiquis). Acostumbro a gritar palabrotas cuando el vecino de abajo usa la taladradora a las tantas del mediodía y no siempre contesto al teléfono si me acabo de zambullir en la bañera. Pensar en la higiene corporal si utilizaréis el Metro y recordar que soy Troy McClure que volveré pronto para hablar del sexo en la tercera edad ¿Tiene que continuar siendo legal?

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